Prostituyo mis letras porque mi corazón está demasiado agasajado por tu sinrazón.
Alquilo por horas las sílabas con la ilusión de que el futuro sea tuyo, mío, sea nuestro.
Y la máquina del desconcierto tiró abajo los cimientos tambaleantes de esta historia hecha a pedazos...de tu corazón helado, del mío quemado.
Y quisimos derribar mitos y leyendas cuando lo único que había en nuestras manos era rutina, gritos y miradas de soslayo.
Y de tanto amarnos olvidamos que tendríamos que haberlo hecho entre ambos, no cada uno por su lado.
Regresar algún día a una orilla que dejó nuestras huellas, levantadas por el viento, azoradas por la inocencia de dos niños que de tanto decirse quererse, olvidaron hacerlo.
Y de tanto repetirme olvidarte hasta yo parecí creerlo.
Comentarios
Publicar un comentario
Confesó