Hay despedidas que no lo parecen ni que lo pretenden. Hay palabras que perforan más hondo que un simple "adiós". Ponerse la realidad delante de los ojos, para después pisarla y mezclarse con ella y con aquellos que forman parte de la misma: gente real que tardan quince minutos en mirarte a los ojos por timidez, o aquellos que recorren kilómetros por un simple café y una conversación, gente que se podría tocar, acariciar..... Al fin y al cabo, gente real. Pero yo no soy más que la mera protagonista de un mal dibujante venido a menos con ansias de conquistar un mundo inexistente. El diseño de una treintañera pálida de ojos tristes en busca de una felicidad que huye con el viento, que se empeña en decir una cosa cuando está sintiendo otra y que se ha dado cuenta, aunque sea un poco tarde, que los sueños son para otros.
Palabras que forman frases. Párrafos que expresan sentimientos.